El Tribunal Supremo se ha pronunciado. Rechaza el recurso de
casación presentado por las partes y, salvo dos excepciones, condena a los recurrentes
a durísimas penas de prisión. No he leído la sentencia. Ni creo que lo haga. Nada
hay en las filigranas jurídicas, base de argumentación de sus señorías, que me suscite el mínimo
interés. El veredicto final es lo que importa. Un veredicto que, si bien conlleva reducción de condenas, no deja de ser estremecedor porque con él, y en mi opinión, se está enviado
a personas inocentes a la cárcel.
La justicia, como segunda
en el orden con el que se suelen citar las cuatro virtudes cardinales, debería ocupar un lugar especial en el panteón
de todas las virtudes. Para los antiguos, se concibió a menudo como la virtud
maestra, aquella que ordena y dirige a todas los demás. Un individuo justo, nos dice Platón en su República, es
aquel en quien las tres partes del alma -razón, espíritu, apetito- y las tres
virtudes asociadas a ellas -la sabiduría, el coraje y la templanza- se
encuentran en correcta y ordenada relación
entre sí. Suena genial, pero la cuestión
es que ni rastro de virtuosismo intuyo que encierre una sola de las páginas del
documento evacuado; renglones de léxico enrevesado, eso sí, urdidos, bien paralelos, como las líneas maestras que siguen los diferentes órganos judiciales,
penal, civil y contencioso administrativo encargados de impartir “justicia” en nuestro
país. Una urdimbre jurídica cuidadosamente diseñada para no cruzarse ni interferir jueces y magistrados entre si, en cuanto a sus respectivas sentencias, o lo que es
lo mismo, para que sus santas señorías se
contradigan entre ellos mismos cuanto fuere necesario y dicten según su mejor criterio, su
grado de dignidad personal y profesionalidad -en la categoría de juez o de
órgano judicial al que pertenezcan-, aquello que les parezca justo o
simplemente lo que convenga a quién convenga, cuando convenga, o realmente, y
en ocasiones, lo que a ellos mismos les venga en gana.
Y
nosotros, los ciudadanos, a acatar. Que de eso se trata. De acatar. Que se lo
digan a los independentistas sediciosos que han “acatado” las decisiones judiciales derivadas
de la aplicación del 155 y ahora campan a sus anchas por Barcelona, a pesar de
la ruina financiera, social,
empresarial, reputacional y algún que otro –al-,
que han organizado, con los gravísimos perjuicios que todo ello está
llevando –y llevará- aparejado para los catalanes y para el resto de España.
Cometen sus fechorías, y una vez en
presencia del juez, se rilan, dicen que sí, que acatan todo lo que les pongan
por delante y a la calle. Otros justiciables,
no habiendo cometido fechoría alguna que justifique penas de prisión, tan solo pueden
acatar, desde la resignación y la aceptación, cuando ya han sido sentenciados y
condenados. Así es como funciona la
justicia en España.
A Teresa
de Ávila se le atribuye haber dicho en más de una ocasión aquello de que “Dios
escribe derecho con renglones torcidos” dando a entender que, incluso
en las peores circunstancias, los designios del Señor son inescrutables y que algunas de las cosas que nos suceden no
tienen por qué ser para mal, aunque seamos incapaces de interpretarlas. Hasta aquí
nada que objetar al lúcido y sabio pensamiento de la Santa. El problema lo
encontramos cuando, por contra, algunos jueces, sabedores del poder omnímodo
que otorga lucir puñetas, se sitúan por encima del bien y del mal, actúan como
dioses y escriben retorcidas sentencias que llevan aparejadas la ruina y la
desolación para los enjuiciados, aunque estén escritas, eso sí, con renglones pero que muy derechos.
Quienes
pusieron en marcha esta maquinaria infernal ya tienen a los condenados (vaya
para ellos y para sus familias todo mi cariño, respeto y consideración personal), donde
los querían. Mientras tanto, los cerca de 200.000 clientes expoliados por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, vemos
como nos limitan las posibilidades de recuperar nuestra inversión; que de eso,
queridos amigos, también va la cosa.
Y es
que, salvo los muñidores, artífices del
desastre y aquellos abogados y asociaciones que se han embolsado magros
beneficios por favorecer y contribuir a la ruina de sus representados, en este
desgraciado asunto nadie gana.
Tal
y como he dicho en ocasiones, cuando en
lo económico y lo judicial interviene
lo político, para coartar y aniquilar las prácticas de la libre empresa, mal
asunto queridos lectores. Todos estamos en riesgo.
Que verdades mas grandes Mila, como siempre me quito el sombrero con tus comentarios.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu tiempo.
Pilar
Así es, Mila.
ResponderEliminarComo siempre Mila, una reflexión cargada de veracidad, sinceridad y con un reconocimiento de que en este Pais la justicia esta politizada,estoy completamente de acuerdo contigo en todo lo que sientes.
ResponderEliminarBuena reflexión...si señor.
ResponderEliminarVerdades como puños estamos en las manos de verdaderos demonios con intereses "justicia" sinceramente para mi la justicia es la injusticia y asi nos vemos todoS , a ver si acaba la hornada de los que huelen a polilla y empieza una nueva era de aquellos que a cada caso, persona se le pase por el mismo rasero . Como podemos el pueblo aguantar con todo esto? Eatamoss maas q cansados de tanto politiqueo tanta injuaticia... se rien en nueatra cara sin poder hacer nada.
ResponderEliminarQue nos devuelvan nuestro dinero que ha sido de Nuestro trabajo YA.
Si realmente hubiesen estafado a 180.000 personas la cantidad de
ResponderEliminar2.500 millones de euros sería una verguenza que se los condenara
a tan poco tiempo de cárcel que se quedará en menos con buena conducta, falta de antecedentes, etc. Está claro que saben que han cometido una injusticia y que han metido la pata hasta el cuello al intervenir Afinsa pero no van a dar el brazo a torcer. Sólo obtendremos justicia de un Tribunal Europeo como con la claúsula suelo. Saludos
En un régimen partitocrático como tenemos en España y una Justicia a las órdenes de estos partidos, difícilmente podremos, el pueblo llano, tener libertad y justicia. Así nos va.
ResponderEliminarAlgo que resulta incomprensible es que los actos de prevaricación no impliquen consecuencias penales que supongan ingreso en prisión con privación de libertad. Se castigan simplemente con la inhabilitación de los cargos y tal vez con alguna leve multa, como mucho. Así, el tratamiento que estos hechos reciben, se asemeja más a una simple falta que a un auténtico delito.
ResponderEliminarEsto explica que haya sujetos que puedan jugar sin rubor, disponiendo sobre la vida de otros y a sabiendas que no van a recibir bajo ningún caso aunque se demuestre su dolo, un idéntico castigo.
Como siempre una reflexión muy acertada, gracias Mila por todo lo que estas haciendo por todos nosotros.
ResponderEliminarGracias MILA por la lucha que has llevado para que se hiciera JUSTICIA.
ResponderEliminarComo ya esperábamos había que condenar aunque fuese a mínimas penas para tan grave delito en número de afectados,con la finalidad de no devolver nuestro dinero salvajemente expoliado y para ello se han reído de nosotros reiteradamente ,el pueblo sencillo e inocente.
Son mercantiles para negar la responsabilidad patrimonial de estado,pero al mismo tiempoo son financieras para condenar a los antiguos administradores de AFinsa y evitar las indemnizaciones,cualquiera en su sano juicio puede concluir que la "justicia" no es ciega sino más bien caprichosa y a conveniencia del ponente,ya que la ley podrá decir misa porque al final depende del togao que la retuerza para sentenciar lo que le venga en gana.
Espero que los abogados entablen recursos a los Tribunales Europeos que suponemos estén menos manipulados que la justicia caciquil que padecemos.
Saludos de expoliado
Que buena reflexión Mila, y mil gracias por todo
ResponderEliminarMila, después del disgusto tan grande que te llevaste con la sentencia de Afinsa, este escrito se suma a los anteriores y hacen que todos te lo reconozcamos, porque estás demostrando que tú también eres una HEROINA, y te animamos a que sigas así, y a comprometernos todos encabezados por los Representantes de todas nuestras Asociaciones de España,(la oficiales que ya sabemos... NO) a formar una asamblea, reunión,o lo que sea para elegir el camino, que por lo que parece será el de Europa, que nos ha de llevar a que esta injusticia sea eliminada por la JUSTICIA que se merecen las 450.000 familias.
ResponderEliminarLas demandas contra el Estado ya se presentaron en su momento y fueron rechazadas por la Audiencia Nacional, Tribunal Supremo y Tribunal Constitucional. Posteriormente otros abogados volvieron a presentarla y La Sala de lo Contencioso-Administrativo cerró el caso con un duro auto contra los recurrentes el 21 de noviembre de 2013, por ser cosa juzgada. Sin esos datos no podremos informar. Ahora se ha llamado a declarar a la CNMV en el juicio penal de Forum para ver s por ahi podemos volver a solicitar la Responsabilidad del Estado
ResponderEliminarEste caso lo tendremos que ganar en Europa, como los casos Gómez de Liaños, Preferentes, Claúsulas Suelos, etc. Pero es triste que, para una sentencia que ya estaba dictada desde el primer día de la intervención, hayan esperado doce años para ejecutarla. Esto nos demuestra que lo tenemos ganado en Europa, pero se dilatará mas el tiempo que es lo que ellos pretenden, con el fin de que se diluyan las responsabilidades.
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