Caso Afinsa: Carta abierta - 25.10.12

Nos llega esta carta de un lector de Canal Afinsa, con el ruego de su publicación.

Con mucho gusto, nos hacemos eco de la misma.

LOS "OTROS CLIENTES" DE AFINSA

              Durante mas de seis años, se ha dicho y escrito de todo, mucho y variado, sobre el mal llamado “caso Afinsa”, en los diversos medios de comunicación.

            Desde mi punto de vista, y como opinión personal que cada día que pasa es compartida por más personas, no existe "caso" sino EXPOLIO DE AFINSA

            Mi intención no es reiterar sobre todo lo dicho, sino reflexionar y dar a conocer otro punto de vista, sobre “los otros clientes” de los que disponía Afinsa y que posiblemente han sido los peor parados, en todos los sentidos, por la dramática situación, que el caprichoso destino nos ha deparado a tantos.

            Cuando me refiero a "los otros clientes", me refiero a los trabajadores y asesores de la empresa, entre los cuales y durante 14 años de actividad, me incluyo.

            Durante mucho tiempo, mis padres me educaron en valores. Entre otros muchos, en la formación, en el esfuerzo, en el trabajo y en la constancia. Valores que forman los cimientos y las bases principales para la creación de una estabilidad y equilibrio, personal y emocional pero sobre todo económico. Sin embargo, se les olvidó hablarme de una cosa: la suerte. En éste caso la mala suerte, como que en tu camino se cruce un entramado oculto de intereses de grandes corporaciones, bien políticas o bien financieras, que a la postre son lo mismo y en definitiva son quienes mueven los hilos de éste teatro que es la vida, y toda la formación, 

esfuerzo, trabajo y constancia de toda tu vida,  en éste caso de 14 años, se vengan abajo en un instante.

            

            Me atrevo a asegurar, sin temor a equivocarme al realizar tal afirmación, que el colectivo peor parado de la intervención de la empresa, fuimos nosotros, los asesores de la misma. Sobre todo, por nuestra doble condición tanto de clientes, como de  trabajadores, pues nuestro dinero, también invertido en filatelia, esta en la misma situación que lo está el del resto de  clientes, ya que nuestra principal y en muchos casos única fuente de ingresos, desapareció de la noche a la mañana;  se esfumó. 

            Desgraciadamente, a partir de la intervención, los clientes no pudieron disponer de su dinero invertido y ahorrado con un determinado esfuerzo, mayor o menor depende de la situación personal de cada uno, pero  la intervención no paralizó su actividad profesional ni los ingresos periódicos esos clientes, a pesar de ese duro trago,  cosa  que con nosotros, si. Al mes siguiente de la intervención, nuestro puesto de trabajo e ingresos desaparecieron. Dejó de entrar dinero en casa, y lo peor de todo, sin saber por qué, sin saber el verdadero motivo.

            Sobre nosotros se ha dicho y escrito mucho y muy variado, que si éramos cómplices de la empresa en la acusación de estafa y por lo tanto estafadores, que también avariciosos, por nuestra doble condición de clientes,  etc. etc.  Pero la realidad es muy distinta. Lógicamente hablamos de un colectivo muy amplio de personas, cerca de 3.000, y como en todos sitios, existía de todo  -también alguna oveja negra-   ¿Alguien puede enumerar un colectivo, donde semejante especie no exista?.

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           NUNCA, hubo problemas ni dudas en cuanto al discurso y tratamiento de la empresa hacia nosotros con el producto y hacia los clientes, NUNCA. Pues no creo que ninguno de los que trabajábamos en ésta empresa, pensáramos por un momento, que pudiera existir cualquier tipo de engaño y seguir trabajando en la misma. Existen familias que no se hablan, a partir de un 9 de Mayo, y la credibilidad profesional y personal de muchos de los que ahí trabajamos, está todavía en entredicho. Creo personalmente que no hay dinero suficiente en el mundo para pagar esos daños "colaterales". 

           Alguien puede imaginarse, aquella aciaga mañana del martes 9 de Mayo, a partir de las 9:45 h. de la mañana, lo que pasó con nuestras vidas...? El que lea esto y sea cliente, sabe de lo que hablo. Pero, además, ¿se imaginan las llamadas telefónicas recibidas, y no todas realizadas de forma amigable?  

           Es  lógico que esas llamadas se realizasen, con objeto de descargar todo tipo de dudas, presión, angustia, preguntas, afirmaciones, reflexiones e ira, pues ¿a quien iban a llamar, a la fiscalía, al gobierno....?, Uno de los muchos objetivos de esta intervención, fue ponernos a casi 3.000 asesores, al pie de los caballos, como vulgarmente se dice 

           Lo que está faltando es que la ¿JUSTICIA? responda de manera oficial a esas preguntas, y realmente haga valer su condición de JUSTICIA, pero en todos los sentidos. 

            Como se dice en lenguaje coloquial, quien la haya hecho, que la pague, sea quien sea. Para los causantes de tanto dolor, tanto daño y tanta angustia, independientemente del cargo político, judicial, o funcionarial (y creo que sobra decir más), que todo el peso de la justicia, caiga sobre él o mejor dicho sobre ellos, pues una sola persona no ha podido urdir y llevar a cabo todo este maquiavélico plan, ni dos tampoco.

Como perteneciente a "los otros" clientes de Afinsa, vaya por delante mi más sincero ánimo y apoyo a todos para mis antiguos compañeros,. Aunque algunos, no todos, hayamos podido rehacer nuestro sendero profesional, lo que vivimos nos ha dejado  y dejará huella de por vida. 

         Algunos desgraciadamente no aguantaron tanto sufrimiento y optaron por apartarse de todo voluntariamente, muchos tuvieron que pasar por el psiquiatra o el psicólogo por las consecuencias de la intervención. Otros tuvieron que abandonar su pequeña población, donde todo el mundo los señalaban con el dedo, pintaban las fachadas de sus casas con la palabra estafador, pegaban a sus hijos en el colegio en algunos casos, etc. Más de uno y de dos me ha comentado que tuvieron que optar por no colocar en su curriculum que fueron asesores de Afinsa, pues automáticamente les miraban y tildaban como una “persona no apta para su negocio” -"proviene de una empresa que ha estafado y él ha colaborado en la misma"-, me llegó a decir personalmente el  director de Recursos Humanos de una empresa, refiriéndose a un ex-compañero, sin saber que yo también había trabajado en Afinsa.

               A todos, sin excepción, tanto dolor nos ha arrancado un trozo de alma. Es duro, muy duro seguir hacia delante, pero hay que continuar. Hay que luchar día a día, para que la verdad salga a relucir.            Para que aquellos para quienes comenzó la crisis hace seis años, mucho antes que al resto de la población tengamos algo por lo que luchar en los momentos difíciles. Para que  no tiremos todo por la borda. Para que la sonrisa de nuestros hijos, de nuestra familia y amigos, nos haga encontrar un nuevo sentido a la vida. 

              Aunque tengamos que madrugar, para tener un tiempo extra diario para motivarnos, como es mi caso: aunque tengamos que pedir ayuda, sigamos adelante. No acabemos la partida antes de tiempo, pues los que juegan la partida de la vida con nosotros son nuestra familia y amigos, y ésta partida no es igual si nos falta un jugador. Tengamos esperanza y para los creyentes, también tengamos fe.

             Tal vez alguien pueda pensar, que existe demasiada exageración en mis palabras, que existe gente, que está en una situación mucho peor y con más problemas que nosotros,. y es completamente cierto. Pero, por mucho que lo intente,  nadie puede  conocer realmente el dolor de otra persona, salvo que esa situación la haya vivido en sus propias carnes.

           Les voy a contar algo. Aunque a los clientes de su entidad les aconsejaba que nunca invirtieran en Afinsa,  que los sellos no valían nada,  un director de una sucursal bancaria de reconocido prestigio nacional e internacional, que a su vez era cliente de Afinsa, y mío, , llegó a decirme: “lo que han hecho con vosotros no tiene nombre... como algún día entren aquí... la que se va a liar” Pues bien, ya han entrado;  y ya sabe todo el mundo la que se ha liado. Todos los los parámetros de seguridad en los que se basaban para justificar lo nuestro, que si el ladrillo, que si la banca, se han ido al traste. Alguien ha oído eso de no escupir al cielo....?

            Quiero terminar esta, reflexión  disculpándome si alguien piensa que quiero anteponer nuestro dolor e intereses, a los de los demás clientes, no es mi intención, como  tampoco lo es hacer de un amplio colectivo las únicas victimas de éste expolio. Mi única intención es, y será, dar otro punto de vista relativo a las consecuencias de ésta maldita intervención con respecto a los "otros clientes", nada más. 

          Puedo entender y aceptar que alguien no este de acuerdo; estos seis años me han enseñado a respetar las opiniones de los demás mucho más que antes si cabe, pero perdonar... que Dios perdone a los responsables de tanto daño, sean quienes sean, porque yo.... no puedo

Va por ti, Gutierrez. Donde estés.