Algunos empresarios luchan hasta el final. Y ganan.
Es el caso de Santiago Gómez Pintado, propietario de Otaysa, hasta su suspensión de pagos.
Por el paralelismo que guardan con algunas situaciones que estamos viviendo los expoliados por el gobierno del inane Zapatero, creo que la lectura de las dos noticias que inserto a continuación os va a resultar, cuanto menos, interesante. (Los subrayados son de Canal Afinsa).
Siempre, como telón de fondo, el inicuo Botín como inmisericorde trituradora de empresarios, la prensa amarilla vomitando teletipos condenatorios -¡¡venga pena de telediario y mantras sensacionalistas!!- y los jueces ¡¡ah los jueces!!, haciendo de las suyas hasta que, finalmente, la fortuna pone en el camino de la víctima un magistrado que resulta ser, cuanto menos, decente, y se hace justicia.
Allá vamos (Feliz y descansado domingo, en cualquier caso).
Un juez embarga al Santander en el Banco de España para indemnizar a Otaysa.
"El Banco Santander ha sido condenado a indemnizar con 728.000 euros a 242
afectados por el cierre de la empresa de venta de automóviles Otaysa en el año
2001. Para asegurarse el cumplimiento de esta condena, el juzgado de primera
instancia número 41 de Madrid ha ordenado el embargo de la cuenta que
Santander Consumer Finance (la rama de crédito al consumo del banco) en el Banco
de España por el citado importe, y su entrega a los afectados.
Éstos están representados en este pleito por el abogado y propietario de
Otaysa hasta su suspensión de pagos, Santiago Gómez Pintado. En 2009,
este empresario consiguió una sentencia en la que se declaraba a Santander
Consumer Finance responsable de la quiebra de Otaysa por incumplimiento
de contrato, aunque hasta ahora no se le había obligado a devolver las
cantidades que entregaron en su día los clientes para comprar un coche y obtener
una serie de servicios postventa (impuestos, seguro, mantenimiento), que obraban
en poder del banco.
Otaysa fue un proyecto de venta de coches de distintas marcas mediante una
financiación concedida por el Santander que incluía, además del vehículo, una
serie de servicios asociados. Esto se dio en llamar ‘fórmula Otaysa’ y tuvo
bastante éxito a finales de los 90, hasta el punto de que se planteó la salida a
bolsa de la empresa. Pero entonces el Santander se echó atrás y cerró el
grifo de la financiación, lo que provocó que Otaysa quebrara y que no
pudiera devolver cantidades que debían seguir pagando los clientes aunque la
empresa ya no les podía prestar servicios.
Según escribe el propio Gómez Pintado en un libro titulado ‘El caso Otaysa’, la causa de este giro del
banco que preside Emilio Botín fueron las amenazas de los fabricantes de
coches al Santander, ya que esta fórmula desafiaba el modelo tradicional de
concesionarios de las marcas con un sistema abierto, multimarca y que no
compraba los coches directamente a los fabricantes. El empresario afirma que
llegó a perder su casa para intentar mantener la empresa a flote y salvar los
empleos, pero no lo logró.
Oposición del Santander
El juzgado de primera instancia determinó en 2009 la culpabilidad de
Santander Consumer Finance en la quiebra de Otaysa pero la Audiencia Provincial
de Madrid revocó la devolución de las cantidades pagadas por los afectados.
Entonces, Gómez Pintado les propuso unirse para conseguir dicha
devolución, que ha llegado ahora. Se apuntaron 308 clientes, de los que 242
habían financiado sus vehículos –los que ahora han recuperado el dinero- y el
resto había pagado al contado –cuyo pleito continúa-.
Inicialmente, el banco trató de evitar este embargo y que se sustituyera por
un aval, con el argumento de que “es evidente que la ejecución del embargo
acordado causa innegables perjuicios al buen nombre, prestigio y credibilidad de
mi mandante [el Santander], no sólo ante la autoridad bancaria representada por
el Banco de España, sino también por la repercusión que puede tener dicha
medida ante la opinión pública”.
Además, hay otros 800 afectados que no se sumaron a la demanda pero
que ahora Gómez Pintado pretende atraer amparándose en el éxito cosechado. Si lo
consigue, la factura para el Santander puede elevarse considerablemente.
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"Un empresario contra el poder financiero".
Santiago Gómez Pintado revela los detalles del "Caso Otaysa".
Santiago Gómez Pintado revela los detalles del "Caso Otaysa".
Futbolista, abogado y empresario. Estas, y por este orden riguroso, son las
profesiones de Santiago Gómez Pintado, según él mismo ordenaba en las
entrevistas que concedía a los medios en el apogeo de su éxito, en 1994. El año
anterior su empresa, una red de concesionarios de vehículos, había facturado la
friolera de 5.200 millones de pesetas gracias a la llamada Fórmula
Otaysa, un innovador contrato que permitía a sus clientes acceder a un
vehículo mediante el pago de cuotas mensuales que incluían la adquisición,
impuestos, seguros, mantenimiento... "Todo menos la gasolina", anunciaba la
promoción poco antes de estallar el escándalo denominado primero de los
coches usados y después, caso Otaysa. Afectó a cientos de clientes,
dejó en el paro a decenas de trabajadores y hundió en la quiebra al propio
Gómez Pintado.
Él mismo explica su ascenso y caída del panteón de los grandes empresarios
nacionales en El caso Otaysa. La lucha de un empresario contra el poder
financiero (Ed. SGP). Una autobiografía que ha servido "apagar los
rencores que sentía contra todos aquellos que colaboraron para destruir" sus
empresas, según explicaba durante la presentación del libro, hace unas semanas.
En el volumen repasa toda una vida como deportista de élite, abogado y
empresario exitoso –llegó incluso a acariciar el sueño de presidir el Real
Madrid– para explicar a quien quiera oírle cómo pudo su prometedor sueño
corporativo acabar, cuando parecía imposible, en la más absoluta ruina.
De promesa del fútbol a la Fórmula Otaysa
Santiago no se había hecho célebre distribuyendo coches, sino en la cantera
madridista. Ya en 1953, cuando tenía 17 años, Gómez Pintado –conocido entonces
por su apodo deportivo, Santiago Montejano– fichó por el club blanco.
Coincidió con buena parte de los históricos de la edad de oro madridista
–Gento, Di Stefano y Puskas, entre otros– y conoció
personalmente a Santiago Bernabéu. También tuvo que suplicarle a
Raimundo Saporta, el entonces vicepresidente del club madrileño, que le
dejara marchar cuando el Valencia, años después, ofreció por él un millón de
pesetas. Saporta sólo accedió a cederlo.
Fue el primero de una serie de traspasos que le llevaron también a jugar en
Badajoz, Cádiz, Santander y Murcia, y a militar al final de su carrera en las
filas del Atlético de Madrid. Con el Real Madrid nunca jugó un partido de Liga,
aunque Gómez Pintado se confiesa blanco incondicional y siempre ha asegurado no
albergar ningún rencor al club por haberlo retenido, una situación que catapultó
su carrera deportiva casi tanto como la lastró. Buena prueba de la relevancia
que Montejano adquiriría en el panorama de la época lo tenemos en el "equipo de
fútbol ideal" que los redactores de Marca imaginaron en 1959 y que
incluía a Montejano en la posición de medio centro.
Tampoco la trayectoria empresarial de Gómez Pintado empezó como un camino de
rosas, como no suelen hacerlo las de aquellos que acaban llegando a triunfar.
Con el dinero del fútbol montó una compañía de transportes en los sesenta
a la que traspasó su apellido deportivo, Montejano. "Tenía 30 años, 250
trabajadores y no sabía cómo salir de aquélla. Lo pasé muy mal. Había momentos
en los que me asomaba a la ventana y entendía por qué la gente se tiraba",
explicaba años después en una entrevista a El País.
La solución a sus problemas financieros pasó por reconvertir su empresa en un
concesionario de coches y esperar casi una década, en sus propias palabras,
hasta poder empezar a levantar la cabeza. Una época que Gómez Pintado aprovechó
para licenciarse en Derecho, a los 45 años, e incluso ejercer durante más de
tres años. "Pero tenía siete hijos y sólo como abogado no podía mantenerlos",
explica. "Tuve que volver a la empresa".
Y curiosamente fue entonces, en el momento en que más cundía el desánimo,
cuando fundó Otaysa y las cosas empezaron a irle bien. A finales de los
ochenta Otaysa ya vendía miles de vehículos al mes y en la temporada
1990-1991, la compañía empezó a patrocinar al Real Madrid. Una publicidad con
mucho valor sentimental para el antiguo Montejano que, además, acabó de
consolidar una marca que empezaba a estar en boca de todos.
Una 'tormenta perfecta' de procesos judiciales
La clave del éxito de Otaysa residió en su fórmula homónima, un sistema que
permitía acceder a un vehículo y su mantenimiento mediante el pago de cuotas
mensuales. Los servicios, a medio camino entre el seguro y la financiación,
eran cubiertos por el propio grupo, a excepción de la garantía del fabricante.
Aunque Otaysa legalmente sólo podía actuar como revendedor, la empresa llegó
a comercializar casi 2.000 coches mediante esta fórmula. No obstante, dejó
de funcionar a mediados de los noventa y se extinguió, junto con la propia
compañía, en 2000. La razón, según Gómez Pintado, fueron las dificultades
interpuestas por las marcas, empeñadas "en que no triunfara".
La realidad es que Otaysa tuvo que enfrentarse a una tormenta
perfecta de procesos judiciales desatada por sí misma. El primero de los
conflictos vendría cuando su compañía, según él, recibió la consigna de
Volkswagen de utilizar piezas de segunda mano –eufemísticamente denominadas "de
canje"– en reparaciones de vehículos aún en garantía, "lo que constituía
una estafa". Otaysa se negó a hacerlo y la firma automovilística rescindió el
contrato con la distribuidora. La red de concesionarios presentó una querella
contra la multinacional alemana por estafa y delito contra los consumidores. "Me
estaba enfrentando a un grande y estaba corriendo un gran riesgo", explica Gómez
Pintado en su libro. "Pero cuando meditaba sobre esto me reafirmaba en mi
postura. Me decía a mí mismo que si hubiera hecho lo que ellos querían habría
dejado de ser yo".
Pero Pintado perdió. La querella no fue admitida a trámite por el Juzgado de
Instrucción nº 2 de la Audiencia Nacional, aduciendo, entre otros motivos, que
"la materialización de los hechos descritos no se realizaba directamente por los
querellados, sino por los concesionarios [...] entre los que se encontraba la
propia querellante". Muchos otros vieron con escepticismo la supuesta integridad
de los responsables de Otaysa, dado que la compañía tenía abierto otro
litigio contra el fabricante por deudas y falta de acuerdo en los
contratos.
En el fondo del caso Otaysa, en todo caso, residió la definición misma de
estas piezas de recambio, que la distribuidora consideraba "usadas", las firmas
"de canje" y muchos otros, simples piezas recicladas. En una crónica que
Cinco Días dedicaba al asunto en 1999 se enumeraban los adjetivos que
abogados y técnicos de una y otra parte utilizaron para referirse a las mismas
piezas a lo largo de la polémica: "Recuperadas, remanufacturadas,
reacondicionadas, recicladas...".
La denuncia trascendió a la prensa y se convirtió, de la noche a la mañana,
en el escándalo de los coches usados. Después vendría el boicot de los
firmas de coches –que conseguirían, según Pintado, que la mayoría de las grandes
marcas se negasen a hacer negocio con Otaysa– y la densa red de intereses
financieros que el empresario, sin darse cuenta, había pulsado. La salida de El
Corte Inglés del proyecto –que financiaría su salida a bolsa–, entre otras
grandes corporaciones, antecederían a la que el empresario denomina "la
verdadera traición": la de Santander Consumer, la financiera del entonces Banco
Santander. La retirada unilateral de su apoyo dio al traste con el grupo
Otaysa y puso en la calle a decenas de trabajadores. Hoy, una reciente
sentencia judicial avala la tesis de Gómez Pintado de que fue Santander
Consumer, al incurrir en incumplimiento de contrato, "el auténtico responsable
de la quiebra de estas empresas".
Victoria moral
La judicial es una pequeña victoria moral para Gómez Pintado, que sin embargo
no acaba de convencer a muchos profesionales del gremio. "Es un tema muy
complejo", advierte a El Confidencial un veterano gerente de
concesionarios que declina aportar su nombre. "La cruzada contra los fabricantes
es un modo de verlo, aunque para mí Otaysa, que era un distribuidor, quiso
llevarse una porción del negocio que es de las firmas". La negativa de la
compañía a utilizar los repuestos prescritos por los fabricantes implicaba, en
la práctica, que fuera Otaysa la que asumiera la competencia de las
reparaciones. Y en garantía, "la reparación es una responsabilidad de la
casa", cuenta el experto, para recordar que esta reparación "es también
negocio". Las firmas, según él, "reaccionaron y dejaron de trabajar con Otaysa".
En todo caso, matiza el experto, la situación en la que acabó Otaysa fue
"desproporcionada" y "muy injusta hacia los clientes, que fueron los que
pagaron los platos rotos". Lo atestiguan algunos de los testimonios que
incluso hoy día pueden encontrarse en foros de internet: "En el mes de agosto de
1999 compré un coche a través de la empresa Fórmula Otaysa. Dicho coche me
costó 1.475.000 pesetas y entregué otro como entrada por el que me dieron
1.400.000", explicaba un afectado en 2001. "Actualmente la empresa Otaysa
Fórmula ha desaparecido y me encuentro con que estoy tirando a la basura 20.000
pesetas mensuales".
La sentencia en primera instancia, emitida el pasado
marzo, reconoce el agravio a 242 clientes de Fórmula Otaysa –de los 308 que se
adhirieron a la denuncia– y condena a la financiera del Santander a
devolverles el dinero de las cuotas mensuales que pagaron durante los meses
en que ya no estaban recibiendo los servicios de la empresa. Tanto la entidad
financiera como Otaysa han presentado recurso de apelación, de modo que la
agonía de la otrora exitosa fórmula quedará postergada, al menos unos, meses
más.
Es verdad que hay paralelismos con lo nuestro. Gómez Pintado no se rindió, como no lo vamos a hacer nosotros; obviamente debió formular bien su demanda; y finalmente, se encontró con algún juez decente, que cuando se mire al espejo vea a alguien que ha hecho justicia, no como en otros casos, en los que si se miran bien, verán que no están siendo más que vulgares esbirros del poder, que traicionan vergonzosamente los principios de la más elemental justicia.
ResponderEliminar"...obviamente debió formular bien su demanda..."
ResponderEliminarBien traída la observación compañero.
Aquí va, para refrescar la memoria, el enlace al post de Canal Afinsa que incorpora el impresionante escrito de alegaciones presentado en su día por Afinsa, ante la Audiencia Provincial.
Ahora este escrito deviene en rabiosa actualidad, puesto que a lo largo del presente mes de octubre será cuando se revisen todos los escritos de alegaciones presentados por las partes. ¿Las sentencias? Noviembre..., diciembre..., Depende de sus señorías.
El de José Manuel Otero Lastres deberá haber tenido lugar el pasado día 11).
http://canalafinsa.blogspot.com.es/2011/09/concurso-afinsa-escrito-de-alegaciones.html
(Podéis encontrarlo también en el penúltimo lugar de la Columna de "Entradas Populares", (justo antes del que hace mención a Rafael Merino), en el margen derecho del Blog).
ResponderSuprimir
En fin, esperemos a ver como vienen las Navidades y los y Reyes Magos si al menos nos han traído o nos traen buenas noticias, que ya va siendo hora que nos toque alguna “señoría” de esas que por lo visto abundan poco.
ResponderEliminarDebemos de recordar la sentencia habida en favor de los administradores de Afinsa en julio de hace dos años totalmente favorable y en cuya sentencia se hace una descripción por parte del juez del mercantil del mismo edificio donde estan los esbirros del poder como menta el anonimo de las 8.40.
ResponderEliminarA que estan esperando las sentencias que tanto esperamos todos y las cuales d¡se estan alargando en tiempo, hay órdenes superiores que las estan frenando para acabar la liquidación y este todo echo.
Que estan tramando los fiscales Pavia y Guzon que cuando a ellos les interesa salen las sentencias mas rápidas jamas dictadas.
Tenemos que tener confianza ya que como he dicho en muchas ocasiones les llegara a cada uno lo que se merece y tarde o temprano la razon a quien la tenga y espero que esta sentencia contra Botin y sus secuaces ayuden a destapar todas las verguenzas de este personajillo y todas las que le han tapado que son muchas y anime a todas las empresas que se ha llevado por delante que son muchísimas les den alas para denunciarlo que Berlusconi a su lado es un santito.
Muchas gracias y un abrazo para todoa en especial a Mila y Rafa que estan haciendo un trazbajo FORMIDAABLE.
Pues la fórmula de este empresario parace ser lo que hoy es el renting.... que está en pleno furor. Ahora si se puede?...
ResponderEliminarEs lo que tiene esto de malo; que nos hemos acostumbrado a que sobrevolando sobre los restos y osamentas de todo cuanto algo tuviera que ver con la ruina y quiebra de empresarios españoles y sus empresas, se proyecta la sombra de Botín y su Santander, como dice el artículo, «el inmisericorde triturador de empresarios», que tras quinquenios y decenios de irles chupando gota a gota su sangre, acaban por abatirlos pisando sus cuerpos inanes en la arena, y alzando los brazos en señal de victoria.
ResponderEliminarPero así como reza el título que “Un juez embarga al Santander” en una desacostumbrada gesta, todavía no hubo ningún togado con tacones ni sin ellos, que trabe sus bienes terrenales hasta no sacar del cuarto oscuro y justificar la procedencia de esos más de dos mil millones de €uros que según circulan las noticias por la red, tiene la afamada familia cántabra en Suiza, sin haber pasado los filtros de la Agencia Tributaria.
Dice la noticia comentada, que “El juzgado de primera instancia determinó en 2009 la culpabilidad de Santander Consumer Finance en la quiebra de Otaysa”, y sigue informando : “pero la Audiencia Provincial de Madrid…” Siempre hay un pero y una Audiencia, que dándole ese inmerecido amparo al bien llamado oso cántabro y su celebridad, lo deja a barlovento de perjuicios a su buen nombre, prestigio y credibilidad, y a salvaguarda de sospechas, por la repercusión que ello pudiera tener ante esa opinión pública que de manera tan agresiva sustenta.
El señor Gómez Pintado, publicó la obra «El caso Otaysa. La lucha de un empresario contra el poder financiero» (Ed. SGP) que no leí, pero en la que seguramente habrá denunciado las acometidas impenitentes que entre la banca y la justicia, le han complicado la vida. Y es que menudos dos frentes de combate, cuando además, se alían ambas fuerzas para hacer leña de los árboles que los vendavales abaten y que ellos ayudan a su derribo . «El Saqueo de Afinsa» es una muestra ejemplar de lo que comento, y sus lectores, testigos mudos de cuanto digo.
Así como “la clave del éxito de Otaysa residió en su fórmula….”, el éxito de Afinsa se destapó cuando la banca receló de la competencia incómoda que se le venía encima. Así son las cosas, cuando confluyen dos o más poderes de los cuatro que descaradamente nos mangonean.
Así pues, una y mil veces, ¡¡VOTA, PAGA Y CALLA….!!
Rafa
Asunto: La diferencia entre un político y un ladrón
ResponderEliminarEn Brasil, Millor Fernandes (humorista, dramaturgo y escritor) lanzó
un desafío público con la siguiente pregunta:
- ¿Cuál es la diferencia entre político y ladrón?
Le llamó mucho la atención la respuesta de un lector:
- "Estimado Millor, después de una larga búsqueda llegué a esta
conclusión: la diferencia entre un político y un ladrón es que el
primero lo elijo yo, y el segundo me elige a mi. ¿estoy en lo cierto?"
Esta fue la réplica de Millor:
- "Apreciado señor, usted es un genio, es el único que logró encontrar
una diferencia". CM
Si se me permite, yo añadiría una segunda:
EliminarCuando el ladrón roba y delinque, tiene un problema.
Cuando el que roba y delinque es el político, somos los demás quienes sufrimos el problema.
Josanpe, creo que las Navidades y los Reyes Magos nos traerán buenas noticias, estoy seguro. Veo bastantes cosas que de momento me callo.
ResponderEliminarUna observación, te has fijado que los "Piratas y cía" hace bastante tiempo que no escriben en (Rankia) el foro basura, y que el foro, prácticamente, está inactivo. ¿Por qué será?.
Que vayan tomando nota aquellos que piensan que, en la reclamación formulada por Manos Limpias, caso de producirse una sentencia favorable a nuestros intereses, ésta va a afectar a la generalidad de los afectados. ¡Ni de coña!. Ahí teneis a los 800 afectados que se HAN QUEDADO FUERA y a los 308 que SI han sido indemnizados.
ResponderEliminarComo salga bien lo de Manos Limpias, creo que aquí va arder Troya. Toytieso, toma nota.