viernes, 20 de enero de 2012

Caso Afinsa: Los enjuagues contables del Partido Socialista - 20.1.12

El diario ABC publica hoy, desde el asombro, el siguiente titular: "Griñán recurre a un truco contable inédito para eludir el pago de facturas".



Sin embargo, a los expoliados por la intervención política de Afinsa la noticia no nos sorprende. Nosotros fuimos los primeros en sufrir, en carne propia, la ingeniería contable de estos trileros socialistas, desde el mismo momento en que un juez ahora procesado por prevaricación,  Baltasar Garzón, dió orden al administrador judicial de Afinsa, nombrado por otro juez y gran amigo suyo,  Santiago Pedraz, de destruir la prueba evidente de que Afinsa era a toda luces solvente, aún después de haber alterado la contabilidad haciéndola pasar por empresa financiera, en lugar de empresa mercantil, para justificar la tesis de la fiscalía que dio lugar a la intervención.

Para quienes no sepan de qué estoy hablando, lo que sigue a continuación es una fiel descripción de la "operativa" llevada a cabo con Afinsa para laminarla; destruirla completamente por vía de concurso de acreedores y posterior liquidación, mediante un burdo truco contable tan sucio e inédito como el que ahora, según el rotativo ABC, está poniendo en marcha el Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán..

A la vista de esta habilidad para hacer aparecer quiebras, donde no las hay, y eliminar de un plumazo las obligaciones contraídas para el pago de facturas, allí donde las hubiere, ¿quién necesita a un Cristobal Montoro o a un Luis de Guindos para reconducir la economía española y hacerla solvente? Lo que debe hacer el Partido Popular es ponerse en manos de los socialistas si quiere ver, en un abrir y cerrar de ojos, como arrojaqmos superavit y desaparecemos de un plumazo de la lista de "bonos basura" de Standard and Poor´s.

¡¡Pues no son nadie los socialistas a la hora de trilear!!.




        "El Saqueo de Afinsa"

UNA INTERVENCIÓN DE DISEÑO

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Todo ello quedaría destruido en pocas horas; en minutos, tal vez. Las inversiones de los clientes, los valores filatélicos, su organización de profesionales y su red de ventas, el patrimonio inmobiliario de la empresa, los puestos de trabajo directos e indirectos, las acciones en empresas participadas, los beneficios obtenidos al cierre de 2005 y el extraordinario fondo de comercio de la empresa, representado por su prestigio internacional y por su capacidad de hacer negocios en el mundo, fue literalmente barrido, arrasado, el 9 de mayo de 2006. Y en el saqueo del que hemos sido objeto, se llevaron por delante los más de 150 millones de unidades filatélicas, propiedad de los clientes, valoradas según catálogos en más de 2.100 millones de euros, que estaban depositadas, por nuestro libre deseo y voluntad, en las cámaras acorazadas situadas en el edificio del Palacio de Gamazo, sede central de Afinsa, en la Calle Génova, de Madrid. A pocos metros de la Audiencia Nacional.
El diseño de la intervención de Afinsa abarca ramificaciones políticas, judiciales, empresariales, económicas y mediáticas, dentro y fuera de España, ninguna de las cuales habría funcionado por sí misma sin el apoyo de las demás. Resulta difícil desenredar la maraña de falsedades urdidas en torno a esta empresa, tratarlas una por una, de forma independiente. Todas se entretejen formando un monumental entramado de acusaciones y mentiras, una compleja tela de araña en la que Afinsa, y sus miles de clientes, hemos quedado atrapados, paralizados, arruinados.
Los hechos van demostrando que no existía motivo alguno para intervenir la compañía. De las consecuencias judiciales derivadas de todo ello, nos vamos a ocupar a continuación.(...)Pero un buen día, María Teresa Yábar Sterling, inspectora jefe de la Agencia Tributaria, eleva un informe que sostiene lo contrario, y la vida de miles de personas, incluida la mía, cambia.
Durante todos y cada uno de sus más de 25 años de existencia, Afinsa había liquidado el IVA y el correspondiente Impuesto de Sociedades dentro del régimen de actividades mercantiles. Sus cuentas eran públicas y auditadas, y habían sido inspeccionadas sin salvedad alguna que cuestionase ninguno de los aspectos que ahora se ponen en duda. Bajo este régimen, y no otro, operaba Afinsa. Como empresa mercantil que compraba, vendía y subastaba sellos y colecciones filatélicas, por encargo expreso de sus clientes, actuando como mera intermediaria en la operación. 
En ese informe, cuyas actas nunca se han prsentado a la firma a pesar de haber transcurrido más de cuatro años desde la intervención, Yábar afirma que la actividad desarrollada por Afinsa es financiera. De ser válido este dictamen, los clientes no habríamos pagado un dinero a cambio de la compra de un bien: filatelia; sino que lo habríamos entregado en concepto de depósito, exactamente igual que se hace al realizar una operación bancaria. La filatelia constituiría un mero “subyacente” en la operación, es decir, un disfraz –o un pretexto, como se quiera ver‑ para ocultar la naturaleza financiera de nuestra inversión.
A efectos contables, este asunto no es menor, ya que, de ser cierto, esto obligaría a reformular las cuentas de la sociedad, traer a presente como deuda cierta los compromisos de reventa a terceros o de recompra pactados a futuro, incorporarlos al pasivo del balance y colocar la filatelia, que era propiedad de los clientes, en el activo, una vez hubiese sido tasada y devaluada hasta un ínfimo 12% de su precio real de catálogo, gracias a la estimación –que no peritación‑ realizada por cinco supuestos peritos filatélicos, de los que aportaré detalles adicionales más adelante.
Esta consideración arbitraria, que invalida la operativa legal llevada a cabo por Afinsa durante sus más de 25 años de existencia como empresa mercantil, será asumida por los cuatro Administradores: uno Judicial y tres Concursales, que irán apareciendo en escena. Ellos serán quienes se encarguen de seguir, al pie de la letra, y en perfecta armonía de actuaciones, las tesis de Yábar. Me estoy refiriendo al Administrador Judicial y también inspector de Hacienda, Javier Grávalos Olivella, y a los tres Administradores Concursales: Ana Fernández Daza (inspectora jefe de la Agencia Tributaria), Benito Agüera (economista-auditor) y Javier Díaz Gálvez (abogado del bufete Roca Junjent).
(...)


 El juez Baltasar Garzón presionó al administrador judicial nombrado por el juez Pedraz, pra que rectificasea el informe de valoración de la filatelia de Afinsa.
Vale la pena recordar que, el día de la intervención, el Grupo Afinsa contaba con más de 20 empresas distribuidas por nueve países alrededor del mundo, un 68% de participaciones en Escala Group, empresa norteamericana que cotizaba en el NASDAQ, 140 delegaciones, una plantilla de 800 trabajadores fijos y 2.853 asesores comerciales, y una cartera de clientes satisfechos y leales a la compañía en número, según estimaciones registradas,  de 190.609. Ese era el auténtico valor del Grupo Afinsa.

2 comentarios:

  1. ESTES PULHAS MAFIOSOS DOS JUIZES, ALGUNS ADVOGADOS E FISCAIS FIZERAM MORRER PESSOAS E ESTÃO A FAZER SOFRER PSICOLOGICAMENTE E MORALMENTE, INFELIZMENTE A NOSSA DIGNIDADE ESTÁ FERIDA DE MORTE ESTAMOS A CHEGAR A SEIS ANOS NADA ESTÁ SOLUCIONADO EU PERGUNTO A TODOS VÓS ESPANHOIS QUANTOS ANOS MAIS A SOFRER?

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  2. ESTES MESMOS JUÍZES CORRUPTOS MAFIOSOS GARZON E PEDRAZ DEVIAM ESTAR ENJAULADOS, E COM PRISÃO PERPETUA, DO QUE NOS FIZERAM BANDIDOS E MANIPULADORES.

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