viernes, 19 de julio de 2013

Caso Afinsa: El Auto del Señor Juez.

En noviembre de 2010, un mes después de haber presentado "en sociedad"  "El Saqueo de Afinsa - La verdadera historia de una intervención", tuve conocimiento de la existencia de una obra, publicada cinco meses antes, escrita por el abogado y Catedrático de Derecho, Santiago Muñoz Machado, cuyo contenido parecería guardar un asombroso paralelismo con muchos de los pasajes recogidos en mi libro.

Lo compré. No resultó fácil porque, al igual que El Saqueo de Afinsa, no estaba colocado de manera visible en las librerías, y me sumergí de lleno en su lectura. Titulado "Riofrío - La justicia del señor Juez" (Ed. Relato Edhasa), está basado en un caso real. Narra la angustiosa peripecia de unos ciudadanos envueltos durante diez años en un proceso. Las preocupaciones y reacciones de estos personajes y las incomprensibles conductas de los acusadores animan una historia verdaderamente dramática que sorprende e inquieta al lector desde la primera página hasta la última. ¿El escenario en que se sitúa este terrible relato sobre los abusos del poder, y que da título al libro?  Una cafetería de Madrid muy frecuentada por magistrados, fiscales y abogados, sita en la Plaza de Colón, muy próxima a la c/ Génova, y al palacio de Gamazo, sede de Afinsa: Riofrío.

Debo confesar que lo leí prácticamente del tirón. Todavía recuerdo los escalofríos que recorrían mi espalda, de arriba a bajo, con la lectura de muchos pasajes de la obra de Muñoz Machado, tal es el aparente paralelismo que guardan con todo lo que está sucediendo con el saqueo de Afinsa.

 Tanto es así que al concluir su lectura, me alegré sobremanera de haberlo comprado después de la publicación de mi obra, porque la cantidad de pasajes que se prsentaban como un completo "déja-vu" con lo que yo había escrito, me hubiesen obligado a replantear mi relato, por temor a que parecieran un plagio de lo escrito por Muñoz Machado.

Catedrático de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, y director de la revista jurídica "El Cronista", Santiago Muñoz Machado, presenta en "Riofrío - La justicia del señor Juez", un escalofriante relato sobre la inseguridad jurídica que campa a sus anchas por España, y sobre el abuso de poder.

Para que no parezca que estoy exagerando, y que mi visión sobre el asunto está sesgada, copio a continuación algunas de las reseñas aparecidas en Internet, sobre la obra y el autor de la misma, y me tomo la libertad de subrayar en negrita algunos párrafos. La aparente similitud de lo que describe el autor con lo que está sucediendo con el "Caso Afinsa", es estremecedora. ¿Y quién es el juez "estrella" protagonista de semejantes tropelías? Naturalmente, el prevaricador Garzón. El mismo al que otro juez, íntimo amigo suyo y, según dicen, discípulo aventajado, despidió conmocionado, entre abrazos  y prácticamente bañado en lágrimas, cuando el imputado abandonó ¡por fin y para siempre! la Audiencia Nacional: Santiago Pedraz.
 
La primera reseña (Guada News.es), dice así:

"Una vez que he terminado, de un tirón, la lectura de este libro, cojo mi portátil y me voy a Madrid, a la cafetería Riofrío. Tres de los cuatro lados de su planta rectangular están cerrados por amplias cristaleras. Una de ellas está orientada a la calle del Marqués de la Ensenada; otra, en retranqueo sobre la calle Génova y la tercera da a la plaza de Colón.

La cafetería Riofrío ocupa el ángulo mayor del “triángulo de oro” de la justicia. Por un lado, se encuentra la sede del Consejo General del Poder Judicial; por otro lado, el Tribunal Supremo, ya en Las Salesas; y volviendo a Génova, se encuentra la Audiencia Nacional.

Una vez sentado y pertrechado con mi portátil, pido al camarero un sándwich mixto y un café con leche con un vaso de agua. Observo al personal que de una forma incesante entra y sale de la cafetería, funcionarios, abogados, procuradores, peritos, testigos, imputados, procesados, condenados, demandantes, demandados y, en fin, el “público curioso que gasta su tiempo siguiendo las sesiones de los juicios, bien para conocer la suerte de familiares o amigos implicados, o simplemente por rellenar espacios de ocio”.

Pues bien, éste es el escenario que ha escogido el autor, el catedrático de Derecho Administrativo, Santiago Muñoz Machado, y que nos narra, a través de doscientas cuarenta y ocho páginas, un terrible relato sobre los abusos de poder, describiendo los entresijos más cruentos y desagradables de la justicia española.

La lectura de este libro nos atrapa desde el primer momento. Con un estilo ágil, y combinando la técnica narrativa de la novela con el suspense del mejor thriller, el autor desgrana con maestría el funcionamiento de las instituciones judiciales, policiales e incluso políticas de nuestra sociedad.

Arbitrariedades
El libro está basado en un caso real y narra la angustiosa peripecia de unos ciudadanos envueltos durante diez años en un proceso judicial. Huyendo de todo tecnicismo legal , el autor nos cuenta el proceso de la instrucción penal y el posterior juicio con el que se pretendió sentar en el banquillo a Berlusconi y a algunos administradores de sus empresas. El proceso desvelará las deficiencias del sistema judicial español, mostrando todo tipo de injusticias, acusaciones arbitrarias, complicidades entre jueces, fiscales y medios de comunicación, manipulación de instrucciones, juicios paralelos, y trasiego de información entre juzgado y prensa.

Las arbitrariedades que se denuncian son clamorosas. Los imputados conocen las notificaciones antes por los periódicos que por sus procuradores. Estas notificaciones se efectúan, intencionadamente, los viernes o en puente, para que sean más difícil recurrirlas, salvo que los abogados profesionales sacrifiquen a sus familias trabajando el fin de semana o en festivos. Se utilizan peritos amañados, se piden fianzas de cantidades millonarias a personas inocentes que no tienen el más remoto propósito de huida. Los escritos de defensa se rechazan sin motivación alguna.

En definitiva, se desgranan un rosario de tropelías, que tiene en el libro un claro protagonista, el denominado “juez estrella”, de palmaria actualidad en estos días.

Tal es el caso, que el autor, en un momento determinado señala que “no existe ninguna garantía de los derechos durante la instrucción penal en España. No hay, en este procedimiento penal, una observancia rigurosa de los principios del Estado de Derecho. Rige, por el contrario, una inasible ley de la selva, sin reglas prefijadas, en la que actúa como inapelable un dios creador, el juez instructor, que establece sus normas y resuelve a sus anchas”.

Cierro el portátil y pido la cuenta. Regreso a Guadalajara, pensando que el final de este libro supera cualquier cuento de terror, y que su desenlace pone los pelos de punta a cualquier ciudadano que crea que vive en un Estado de Derecho
".

Otra segunda reseña, aparecida en el digital "El Imparcial", y firmada  Por Regina Martínez Idarreta describe la obra como de Muñoz Machado, como sigue: (nuevamente subrayo algunos párrafos)

"Riofrío es un escalofriante relato verídico sobre las perversiones que desmienten la existencia de un auténtico Estado de Derecho en nuestro país. Narrado en primera persona por el jurista Santiago Muñoz Machado, cuenta el martirio judicial en el que se vieron envueltas un grupo de personas acusadas de unos delitos fiscales que no cometieron —y de los que fueron absueltos— por culpa del capricho de un juez tristemente famoso por su sed de portadas y reconocimiento social. 

Así, Muñoz Machado analiza el desarrollo del caso, un presunto fraude fiscal de casi 5.000 millones de las antiguas pesetas, que se habría cometido en la compraventa de acciones del canal Telecinco. Según la Fiscalía, los acusados habían violado la Ley de Televisión Privada que establece que ninguna persona física o jurídica puede ser titular directa o indirectamente de más del 25 por 100 del capital de una sociedad concesionaria. Entre los implicados estaban desde ciudadanos anónimos, que no habían tenido relación alguna con las empresas investigadas y que de la noche a la mañana se encontraron en medio de una pesadilla sin pies ni cabeza; hasta personajes conocidos como el ex directivo de la ONCE y ex presidente del mencionado canal, Miguel Durán, o el mismísimo Silvio Berlusconi. No en vano, según relata Muñoz Machado, el objetivo último del ex magistrado estrella de la Audiencia Nacional era sumar la cabeza del actual presidente italiano a su particular colección de celebrities enjuiciadas, para lo cual no tuvo empacho en sacarse de la manga un proceso arbitrario y sonrojante, lleno de pruebas falsas, acusaciones infundadas y chapucerías judiciales. 

Con un ritmo ágil y conciso, Muñoz Machado pone sobre el tapete la desasosegante indefensión del ciudadano frente a una justicia arbitraria que se rinde ante los designios de cualquier juez que decida anteponer sus ambiciones personales y sociales, sus intereses personales o los de sus amigos, a la legalidad vigente y el respeto a las reglas que dan sustento al Estado de Derecho. Magistrados que retuercen la Ley o que, directamente, se la saltan ocultando su reiterada tendencia a la prevaricación en marañas judiciales indescifrables, convirtiendo el Estado de Derecho en una mera carcasa que sólo contiene corrupción y podredumbre en su interior. 

“Si se acepta que un juez no aplique la ley, sino que desprecie o modifique a su antojo las decisiones del Parlamento, y, además, ponga al poder ejecutivo a su servicio, estará concentrando en su mano todos los poderes del Estado y arrasando, al hacerlo, todos los valores en que se basa la Constitución”, afirma Muñoz Machado en el libro. Ésta es la dictadura del señor juez".

Y, por último, una tercera reseña sobre el libro, tomada del Blog: "Monsieur de Villefort". 

Nuevamente, por su interés, subrayo algunos pasajes del artículo.

 "Riofrío - La Justicia del Señor Juez". Brillantísimo alegato de Muñoz Machado contra el visionario Garzón.

Riofrío es el nombre de una céntrica cafetería madrileña, próxima a dos de los más altos tribunales de nuestro país, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, y es la que da título al libro de Santiago Muñoz Machado que acaba de publicar la editorial Edhasa dentro de su colección relato: “Riofrío – La justicia del señor juez”. Una obra cuya lectura atrapa desde el primer momento, o al menos así ha ocurrido con el humilde redactor de estas líneas quien, habiendo adquirido ayer el libro, acaba de finalizar en el momento de redactar este post las doscientas cuarenta y ocho páginas que componen un relato tan emocionante como estremecedor. Y es que el autor, un reputadísimo catedrático de derecho administrativo, pretende con esta obra-denuncia acercar al lector a los auténticos despropósitos cometidos por el juez Garzón (pese a que el autor no nombra expresamente a dicho sujeto más que por circunloquios, el magistrado es fácilmente reconocible e identificable) en la instrucción de un determinado asunto en el que Muñoz Machado actuó como abogado defensor. De hecho, son precisamente las abundantes notas que el catedrático tomó a lo largo del devenir procedimental del evento, que el autor nos detalla con pelos y señales, las que sirven de base para la redacción del presente estudio.


La obra en realidad es una crítica demoledora contra el todavía juez –aunque suspendido cautelarmente de sus funciones- Baltasar Garzón Real, auténtica desgracia de la judicatura española, colectivo que es culpable por omisión del enorme desprestigio que este siniestro personaje ha causado a todo un cuerpo integrado al noventa y nueve por ciento por personas decentes y trabajadoras que viven tratando de suplir con su trabajo las deficiencias del sistema, pero que han tolerado con su silencio culposo que una persona con un ego inconmensurable haya puesto la ley al servicio de su vanidad personal.


El retrato del “juez estrella” que se realiza en la obra es verdaderamente espeluznante, pero sumamente veraz, dado que coincide con otros testimonios que nos ofrecen versiones idénticas del “hombre que veía amanecer”. Muñoz Machado nos adentra en las interioridades de una instrucción que el juez de Torres, sin prueba objetiva alguna que lo sustentase, montó con el único propósito de sentar en el banquillo de los acusados a Silvio Berlusconi, para lo cual no dudó en amañar pruebas e imputar a personas que nada tenían que ver con el asunto. Y en la consecución de su objetivo no iban a ser un impedimento las leyes procesales ideadas con el objetivo de garantizar los derechos del ciudadano. Registros indiscriminados, escritos inmotivados que se amparaban en “informes periciales” inexistentes, dilaciones indebidas cuando se verificaba que los pilares de la instrucción eran de barro en lugar de hormigón, y así sucesivamente. Cuando se presentaban recursos poniendo en evidencia lo erróneo de las apreciaciones del magistrado, el autor del libro nos dice que “Fue conmocionante recibir una y otra vez respuestas del instructor, a la reiterada petición en el mismo sentido, en las que dejaba ver a las claras que el Tribunal Supremo le importaba un pito. Aquel sublime juez estaba por encima de la ley, según demostraba a cada paso, pero también de los tribunales superiores y se ponía por montera la fuerza de la cosa juzgada. Insinuaba oscuramente, algunas veces, que la justicia penal no tiene por qué sentirse vinculada por lo que hayan resuelto las demás jurisdicciones” (páginas 115.-116). 

La lista de irregularidades cometidas por el ególatra de la Audiencia Nacional es atroz, hasta el punto que Muñoz Machado llega a enumerarlas vinculando cada una de ellas con un tipo penal “Hemos concluido nuestro análisis con la convicción de que se puede acusar al juez de muchos delitos. Por ejemplo, no nos cabe duda de que se le puede imputar un delito continuado de prevaricación judicial, previsto y penado en el artículo 446.3 del Código Penal (CP), por haber adoptado tantas resoluciones injustas a sabiendas de que lo eran; un delito continuado de falsedad del artículo 390.1.4º CP; un delito de denuncia falsa del artículo 456 CP y simulación de delito del artículo 457 CP; un delito de presentación a sabiendas de peritos mendaces, del artículo 461 CP; un delito continuado de revelación de secretos de los artículos 417 y 466 CP; un delito continuado de retardo malicioso en la Administración de Justicia, del artículo 449 CP, y un delito continuado por haber impedido de forma sistemática, en ejecución de un plan preconcebido aprovechando la ocasión por el propiciada, el ejercicio de derechos reconocidos en la Constitución y las leyes (artículo 542 CP” (páginas 170-171).


Quienquiera que se adentre en la lectura de este imprescindible libro cuyo autor une a la sapiencia de la cátedra y la experiencia del ejercicio de la abogacía una profunda facilidad para llegar al lector con un estilo ágil que hace olvidar en ocasiones que estamos ante un ensayo y no ante una novela, no volverá a contemplar con ojos comprensivos al juez de jueces. Y no crean que el autor del libro no es consciente de los apoyos personales y mediáticos que tiene el ungido para juzgar vivos y muertos, sino que incluso anticipa en las páginas 187 y 188 del libro las objeciones que se opondrán a una acción judicial contra el sumo magistrado, en unas líneas que valen por todo un tratado y que resumen perfectamente la filosofía de la obra:

Algunas objeciones nos han planteado también los que afirman que, a la hora de valorar la querella, debería tenerse en cuenta que el juez en cuestión ha prestado servicios a la patria, de gran mérito, en forma de acciones valerosas contra el terrorismo o el tráfico de drogas. Este último tipo de objeciones enardecen al profesor y lo sacan habitualmente de sus casillas. Considerando que dirige un juzgado con competencia especializada en aquellos delitos, sería el colmo que no destacara al perseguirlos. Pero añade siempre que el juez de marras no ha actuado ni una sola vez en su vida, al menos en aquellas de sus decisiones que son conocidas, de acuerdo con el comportamiento que le es exigible. Argumenta que son muchas las ocasiones en las que las Salas de lo Penal anulan sus actuaciones. Estos acuerdos descalificatorios suelen banalizarse por los comentaristas, pero en verdad lo que hay detrás de cada una de esas anulaciones es la constatación de terroríficas vulneraciones de los derechos de los ciudadanos cometidas por un juez que no se atiene a los procedimientos legales. Por otra parte, cuando aplica la ley, protagoniza la decisión de tal manera que parece que es él quien crea la norma y no el legislador quien la impone. Ningunea la ley y hace alarde del valor superior de su personal criterio. Su insaciable vanidad y afán de protagonismo llevan a transformar el imperio de la ley en el imperio del juez. Esta mutación conduce a resultados pavorosos porque, a la postre, se pierde la idea de objetividad e independencia de la justicia y se generaliza la convicción de que los jueces no actúan porque las leyes se lo imponen, sino en razón a convicciones ideológicas personales, de afectos, amistades o intereses. Una verdadera catástrofe para el sistema judicial entero, que es el que termina sufriendo los efectos de tales personalismos.”

Un entretenido, ameno y veraz ensayo cuya lectura recomendamos a todos los lectores del blog. No se arrepentirán. Y desde esta bitácora no puedo menos que felicitar a Santiago Muñoz Machado por el excelentemente logrado retrato del “juez estrella”, personaje que quizá sería más acreedor a ser descrito más con los tintes del esperpento valleinclanesco".

Retomo uno de los párrafos del libro de Muñoz Machado para cerrar este post de hoy“Si se acepta que un juez no aplique la ley, sino que desprecie o modifique a su antojo las decisiones del Parlamento, y, además, ponga al poder ejecutivo a su servicio, estará concentrando en su mano todos los poderes del Estado y arrasando, al hacerlo, todos los valores en que se basa la Constitución”, y me tomo la libertad de unirlo al que aparece en la página 49, que cierra "El Saqueo de Afinsa - La verdadera historia de una intervención": 

 "Cuando en lo económico, interviene de forma arbitraria y desproporcionada lo "político", para cortar de raíz las prácticas de la libre empresa, favoreciendo con ello los intereses espurios de los más poderosos -sucedió antes con Rumasa- todos estamos en riesgo".

Encajan ambos como un guante.
¿O no? 

Mila Hernán Álvarez.

10 comentarios:

  1. Claro que encaja, encaja en nuestro caso, en lo que siempre vienes defendiendo.
    Existía una ley que regulaba el sector, estas empresas la cumplían pero Pedraz en Afinsa y Garzón en Fórum se la saltaron, como se salta ahora las Sentencias de la sala de lo contencioso de la Audiencia Nacional y del Supremo que insisten en que son Mercantiles porque lo dice la Ley, lo que debería bastar.
    Pues no, para este juez, lo mismo que hará próximamente Ruz con Fórum, cuando las circunstancias mediatico-políticas se lo aconsejen ( aprovecho para recordar que Ruz pertenece al sindicato-plataforma de jueces de izquierda "Otra justicia penal es posible", nombre que acabo de comprender al leer las reflexiones del Juez Muñoz Machado en tu artículo).

    Para Pedraz siguen siendo FINANCIERAS, pues solo con esa premisa puede hablar de estafa piramidal, desequilibrio contable...
    Pero es más, para todo el que conozca la normativa contable a aplicar o se haya leido mi informe: "Forum-Afinsa: una paranoia intelectual generalizada", se habrá dado cuenta de que incluso siendo financieras , al tratarse de operaciones con pacto de retrocesión opcional, estarían bien contabilizadas y por tanto a 9/5/2006 no habría quiebra, sino que esta se produjo por el "colapso de las empresas" como le pedía Louis Corrigan en su carta de 27/7/2005 a la fiscalía.
    Como todo el mundo sabe ya en este blog Louis Corrigan en 10/5/2006 gano cientos de millones de dólares y, curiosamente o convenientemente, también el PSOE en esas fechas ingreso, no se sabe cuánto ni de qué, pero le permitió amortizar los créditos que mantenía desde hacía 18 años con el Santander y la BBK a los que no había podido hacer frente hasta este momento.
    Por tanto la situación angustiosa de 500.000 personas se debe, NO ha un sistema financiero piramidal, SINO AL SISTEMA CAINITA DE FINANCIACIÓN ILEGAL DE UN PARTIDO POLITICO concreto, el PSOE.("presuntamente")

    Mila, te felicito otra vez por tu fuerza, que nos contagias, por tu persistencia, por lo bien que escribes porque no dejas de sorprendernos…

    Un fuerte abrazo

    Rafa

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  2. Gracias a ti, querido amigo.

    De vosotros, de personas como tú, de ti, y de vuestra bonhomía, es de quién recibo y alimento mi fuerza.

    No lo dudes, querido Rafa.

    Un beso fuerte.
    Mila.

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  3. Clavado. Me pregunto sobre cuantos Garzones, Elpidios, Pedrazes,Bermudez, etc. soporta actualmente nuestra Admon. de Justicia. Y si bajamos al nivel local (de "provincias") es para echar a correr sin mirar atrás. Pppppuuuaaafffff

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  4. ¡Buen trabajo Mila!
    ¿Y ahora ya está? Este elemento se va de rositas y mientras no choque con otro juez o jueces, como le pasó a su colega (antes mencionado) ¿Va a seguir haciendo de las suyas? La verdad es que por más que lo intento no puedo resignarme a que elementos y tipos así se crean por encima del bien y del mal, nos pasen por encima, nos arruinen, nos pisoteen y todo en nombre de la Justicia. Justicia que al ser ellos mismos, está corrompida, adulterada y prostituida, pues se vende a intereses ajenos a ella. Como en el caso que nos cuentas y en el que nos ocupa.

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  5. Bueno, el caso es que a Garzón no le expulsaron de la carrera judicial por las tropelías que relata Muñoz Machado en su libro.

    Tal vez es que eso no lo consideran los jueces prevaricación...

    En cuanto a Pedraz, pues no sé qué decirte. Está ignorando en su auto que existen sentencias del mismísimo Tribunal Supremo que dicen todo lo contrario de lo que afirma él, pero tigualmente desconozco si eso podría considerarse delito de prevaricación.

    Las actuaciones de los señores jueces me tienen últimamente muy confundida, amigo mio, pero que muy confundida...
    Bss
    Mila.

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  6. Para Anónima de Sevilla: Elimina el calificativo que le aplicas al juez en tu comentario, y envíamelo de nuevo, para que pueda publicarlo.

    Bss
    Mila.

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    Respuestas
    1. Es verdad Mila, no he caído en la descalificación aunque era bastante leve....
      Mi pregunta es que, como nos puede afectar el auto del juez Pedraz a los afectados. Aunque este señor no tenga ninguna razón, es un magistrado de la Audiencia Nacional y como tal tiene poder. ¿Como casa este auto con las otras sentencias que apoyan el carácter mercantil de Afinsa?
      Saludos y gracias

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  7. Sí Anónima, porque si pudiésemos plasmar aquí todos los calificativos que se merece esta figura... creo que hasta nos salíamos del diccionario y de idiomas conocidos. ¡Vaya elemento de juez! Y que unos padres se esfuercen en dar carrera a sus hijos para que luego salgan así....

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  8. Hola a todos somos de Cieza, Mi marido, mis cuñados y yo hemos decidido que vamos a cojer la filatelia, donde nos tenemos que apuntar para vender nuestra filatelia, aquien tengo que pedir para que me enseñen los sellos? Yo tengo los contratos Ordinarios y estamos en la Oficina del consumidor y nunca nos han explicado nada. Un abrazo muy fuerte. Besos. Espero contestacion Mila.

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  9. Ya estaba tardando el Rábula en mandar su comunicado.
    Saludos.

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