Los inversores cortos o bajistas, aquellos que se posicionan en un valor a la espera de beneficiarse de futuras caídas en su cotización han puesto en el foco a los grandes bancos españoles. Según los últimos datos publicados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), correspondientes al periodo que va del 7 al 18 de octubre, estos inversores ampliaron sus posiciones en el capital de doce compañías de la bolsa española entre las que están BBVA y Banco Santander.
En el caso del primero, los cortos regresan al capital de la entidad vasca tras estar ausentes desde abril y lo hacen con un 0,2% en sus manos. En el caso de Santander incrementan sus posiciones -pues ya controlaban un 0,21%- hasta el 0,41%. Estos movimientos llegan en plena efervescencia de los grandes valores del Ibex 35, que han contribuido a llevar al selectivo español más allá de los 10.000 puntos en las últimas jornadas.
Significativa es también la entrada de los bajistas en el capital de tres firmas en las que nunca antes habían estado presentes. Son Liberbank, donde entran con un 0,5% del capital y Amper (0,41 puntos porcentuales). Ambas firmas están inmersas en sendos procesos de ampliación de capital. La primera, para hacer frente al primer canje por acciones de los antiguos preferentistas, y la segunda, para completar la entrada de Enrique Bañuelos en su capital, ya que el empresario valenciano se comprometió a invertir 15 millones de euros en la compañía.
El tercer valor en el que se hacen visibles los zarpazos de los osos (término por el que se conoce a estos inversores) es Colonial (0,41 puntos porcentuales). La inmobiliaria también está en la primera plana de la actualidad debido al proceso de venta de la inmobiliaria y al interés que ha despertado entre insignes empresarios, como Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL y desde hace un mes accionista de referencia de Santander.
Entre otros valores en los que los cortos aprietan sus garras destacan también Meliá, donde amplían su presencia histórica al pasar del 4,86% al 6,73%; Indra (del 5,27% al 5,8%); Técnicas Reunidas (del 3,22% al 3,59%) y Prisa y Viscofan, donde regresan con un 0,3% y 0,22%, respectivamente.
Aflojan en la banca mediana
Pero si destaca la presión que ejercen en los grandes bancos también es reseñable la retirada que hacen de las entidades de mediano tamaño, a pesar de que también han sido grandes protagonistas del calentón bursátil de los últimos meses. Los bajistas se marchan de Banco Sabadell (pasan del 2,01% al 1,33%); de Popular (del 1,78% al 1,56%) y de Bankia, donde salen por completo tras el 0,22% del capital que mantenían en la lectura de hace dos semanas.
Donde también dan un respiro es en Abengoa con un repliegue que sitúa su posición en el 3,76% desde el 5,77% precedente; en BME (del 5,68% al 4,68%); Enagás (del 0,77% al 0,28%) y Acerinox (del 5,88% al 5,44%).
Otra forma de invertir
Las posiciones cortas o bajistas representan una opción más que tienen a su alcance los inversores para operar en bolsa. A diferencia de las posiciones alcistas o largas –más habituales-, en las que los inversores ganan cuando compran a un precio y venden luego a otro más alto, en las bajistas o cortas las ganancias se producen cuando el precio de las acciones cae.
La clave reside en adelantarse a ese descenso tomando prestados en el mercado títulos de esa empresa que son propiedad de otro accionista. Por ese préstamo, el bajista le pagará a ese accionista unos intereses en concepto de alquiler temporal. En cuanto las tiene en su poder, el inversor bajista vende esas acciones que ha tomado prestadas a la espera de que en el futuro caigan. Si eso ocurre, las recompra a un precio más barato, con lo que se embolsa la diferencia entre el precio de venta inicial -más alto- y el precio de recompra posterior -más bajo-. Parte de esta ganancia será empleada por el inversor bajista para pagar los intereses por el alquiler de las acciones; el resto será su beneficio. Por su parte, al término de la operación el accionista original volverá a tener los títulos en su poder y se habrá llevado el importe de ese alquiler -los intereses-.
En todo este proceso, el inversor a corto está asumiendo el riesgo de que su intuición no se vea premiada. Si, en contra de lo que cree, las acciones suben, sufrirá las pérdidas correspondientes al pago de los intereses y la recompra de los títulos, para devolvérselos al accionista, a un precio mayor.