domingo, 2 de octubre de 2011

Colabora - 2.10.11


Siempre hemos oído que “Nada es tan importante como la vida misma”, al fin y al cabo nada hay que pueda reemplazarla, pero ¿es del todo cierta esta afirmación o acaso existe algo más importante que la vida misma? Darwin diría que no y lo afirmaría con argumentos sobre  la supervivencia del más apto; quizás este pensamiento evolutivo lleve a muchos a pensar que lo que impera en el mundo es la Ley de la Selva y dominados por esta forma de entender la vida existan aquellos que como animales irracionales apliquen a su vida y la de los demás,  que toda  acción tiene un móvil egoísta.

…………! Claro!  Acabo de darme cuenta, después de  esta reflexión en voz alta, de porque muchos en su día tildaron a los clientes de Afinsa  de aprovechados, de querer obtener un interés desmedido, de manifestar un deseo de avaricia suprema, etcétera, etcétera, y de porque  terminaban con el consabido “Tienen lo que merecen”;! ahora lo entiendo todo! Es más puedo llegar a entender porque aún hoy, decir que eres un afectado de la intervención de Afinsa produce  en otros, no un sentimiento de empatía y compresión, sino de algo como: ” Es lo que mereces”

Felizmente, que sería de la vida sin aquellas cosas  que la sustentan; me niego rotundamente a que me tilden de alguien con cualidades animales, ávido de obtener solo ventaja material; en mi vida existía y existe como creo que en muchos otros, esperanza, ilusión, fe, optimismo y amor;  si me dejase influir solo por la pérdida material que el gobierno me ha causado al intervenir a Afinsa y créanme que es mucha, le daría la razón a Darwin y sus acólitos;  todo lo que tenia de verdadero valor sigue intacto y espero conservarlo toda la vida. 

Salvador González Gómez.

2 comentarios:

  1. Suscribo todo lo dicho por ti Salvador sin quitarle punto ni coma.

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  2. Y yo también, Salvador. Como dice este compañero Anónimo tambien como yo, si solo nos dolieran las monedas que nos han retenido cautelarmente, no estaríamos reclamando que nos restituyan nuestra dignidad como ciudadanos libres y que impere de una vez esa justicia tan anunciada y tan distante aun.

    A Cristo lo vendieron por treinta asquerosas monedas, y vaya si compraron barata la vida del Redentor - con la que acabaron -, apoyandose y aplicando una justicia caprichosa, como la que se está aplicando en nuestro caso. Y todo, en cumplimiento de un mandato Divino como se lee en las Sagradas Escrituras.

    Pero nosotros no figurábamos escrito en ninguna parte; por eso nadie nos compró y porque no estuvimos nunca en venta. Nosotros somos víctimas de unos miserables caprichosos y unos malvados descerebrados, que además, se sintieron aplaudidos y vitoreados por una prensa que resaltaba cualquier atrocidad por ellos cometida, para asegurarse el pienso.

    Y como bien dices, son otros los valores que poseemos y que jamás nos arrebataron. Yo también y a pesar de mis años o quizás por eso, soy rico en esperanza, ilusión, fe, optimismo y amor. Sólo le pido a la Providencia tiempo para poder ver cómo triunfa la Justicia, y con su victoria, poder sonreir recuperando todo lo que me incautaron. A mí, y a los que como yo, como nosotros, vamos atravesando este árido desierto.

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