El 11 de Enero de 2008, bajo el título "El ideal de ZP", escribí una Muralla que ponía de manifiesto, entre otras cosas, la terrible inseguridad jurídica que ofrece un país -más exactamente España- capaz de intervenir dos empresas pujantes -Afinsa y Fórum Filatélico- y de cargarse todo un sector de inversión: el de Bienes Tangibles y de Colección-, para satisfacer los deseos de la Banca y, más concretamente, según opinión generalizada entre los expoliados, de Emilio Botín.
Hoy, siete años más tarde, ante los lloros del Gobierno porque no puede echarle la zarpa a los impuestos que devengarían algunas grandes corporaciones que prefieren tener sus empresas domiciliadas en paraisos fiscales, más concretamente en Luxemburgo (¡ojalá Afinsa hubiera residido fiscalmente allí!), y lo que los italianos están haciendo con Endesa -una "iluminación" de Zapatero- no he podido evitar recordar el contenido de mi escrito.
Tal vez queráis echarle un vistazo antes de pasar a leer el estupendo artículo firmado por Eduardo Segovia en "El Confidencial".
Buen finde para todos (con puente para los madrileños).
Mila.
11 Enero 2008
EL
IDEAL DE ZP
A los más de 900 asistentes convocados a uno de los tradicionales desayunos organizados por Nueva Economía Fórum se les debió de atragantar el café con leche cuando escucharon decir a nuestro Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que “nuestro ideal” – es decir, el del Presidente y su partido - “es el de acercarnos a los niveles de bienestar de los países nórdicos”
Desconozco la medida – en términos lineales - de lo que el presidente entiende por“acercarnos” pero, en mi opinión, nos queda un trecho largo para ello.
En su ensoñación quimérica, no pudo ZP elegir un modelo más lejano de alcanzar para nosotros, por ahora, que el de bienestar y desarrollo del que vienen disfrutando, desde hace ya muchos lustros, países como Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia.
Probablemente alguien le dijo, en algún momento de esas dos tardes de lecciones de economía que le han puesto a punto para el premio Nobel, que, puestos a “alcanzar”, ¿por qué no ser utópicos?. Tal vez por eso, y para demostrar cómo domina las cuestiones de competitividad empresarial y de bienestar social – y lo cortito que puede llegar a ser a la hora de aplicar fórmulas magistrales -, el Presidente nos dijo cómo pensaba conseguir semejante milagro.
Anunció que, para conseguir su ideal, (cito textualmente):
“continuaremos reduciendo la deuda pública y en sólo dos años
conseguiremos tener la deuda más baja de la democracia. (…) Para ello vamos a
reducir en cuatro años las cargas de la Administración y de las empresas un
25%. Será una de las tareas fundamentales del próximo Gobierno socialista.”
A continuación, y para poner la guinda a lo anterior asegurándose al mismo tiempo de que todos sepamos cómo anda en esto de la inteligencia emocional, concluyó: “Es ahora cuando debemos liderar el futuro; para ello me sobra el optimismo”. Dicho esto, se quedó tan pancho.
A continuación, y para poner la guinda a lo anterior asegurándose al mismo tiempo de que todos sepamos cómo anda en esto de la inteligencia emocional, concluyó: “Es ahora cuando debemos liderar el futuro; para ello me sobra el optimismo”. Dicho esto, se quedó tan pancho.
Pues mire usted, señor Zapatero: para “liderar” el futuro de más de 40 millones de españoles, hace falta algo más que optimismo. Y para conseguir que España alcance los índices de progreso y desarrollo de los países del Norte, debería tomar usted, además de un par de clasecitas de Economía, alguna que otra lección de historia, sociología, antropología y ciencias políticas.
Además de aplicarse
en economía, el análisis y estudio de todas estas materias en su conjunto,
pueden permitirle comprender por qué algunas colectividades sociales,
instituciones económicas y, por supuesto, naciones, avanzan y prosperan, y
otras no.
Ya en 1776, el escocés, Adam Smith, considerado como el fundador de la ciencia económica por su obra “La riqueza de las naciones”, pronosticó que
“La
riqueza proviene del trabajo humano… y que puede aumentar si las instituciones y las leyes protegen
ese trabajo y aseguran su eficiencia
mediante el funcionamiento del mercado".
Smith no sólo fundó una ciencia, sino también una doctrina: el liberalismo económico. Y para ello empleó una metáfora que ha pasado a la historia como una de las más célebres de todos los tiempos: la de la “mano invisible” que armoniza los intereses de las personas y de la comunidad.
En su obra, Smith aboga por un Estado fuerte que garantice la libertad, la propiedad privada y el funcionamiento de esa “mano invisible”. No es de políticas socialistas proteccionistas y entrometidas de las que habla Smith. No encontrará usted en sus teorías – ni en las de otros eminentes economistas: Ej. el premio Nobel de Economía F.A. Hayek -, ninguna invitación a que el Estado protector que usted abandera, intervenga en el funcionamiento de las empresas de la manera en que usted, su Oficina Económica y su Gobierno lo hacen. Ejemplos no faltan para ilustrar lo que han venido haciendo durante toda la legislatura.
Además de la famosa “Opa” de Endesa – en la que usted metió las narices hasta torcerle el brazo a los alemanes (algún día nos pasarán factura) -, el ejemplo más paradigmático de intervencionismo y coacción que su Gobierno ha puesto en marcha, y el que más directamente afecta a 460.000 familias-, lo tenemos en la faenita que nos ha hecho a nosotros – trabajadores y clientes de Afinsa y Fórum Filatélico.
Bajo su mandato estamos constatando cómo el socialismo, en
lugar de proporcionar una mayor libertad a los ciudadanos, está originando un
nuevo despotismo. Gracias a estas y algunas que otras “medidas gubernamentales”,
el estilo ZP pasará a la historia como el más intervencionista, hasta ahora, de
nuestra democracia.
Las leyes de un mercado realmente libre no deberían estar
reñidas con las de la justicia y la moral. Usted, como Presidente del Gobierno,
tiene la obligación de velar por una escrupulosa separación de poderes.
Igualmente debe abstenerse de menospreciar, tanto en sus políticas como en sus
declaraciones, ciertos conceptos sobre los que pontifica una y otra vez, pero
que en realidad y en la práctica, jamás
aplica.
En base a lo anterior ¿alguien en su sano juicio puede
pensar que una intervención político-financiera como la que usted y su gobierno
han instado contra las empresas filatélicas se hubiese llevado a cabo,
pongamos, por ejemplo en Noruega? ¿O en Suecia? ¿O en Dinamarca? ¿Cree usted en
serio que cualquiera de los políticos dirigentes de estos países lo hubiesen
instado, y los ciudadanos permitido?
Algunas de las leyes y de las prácticas con las que nos viene martirizando durante estos cuatro años, señor Zapatero, muestran claramente que su gobierno no es progresista. Muy a diferencia de los países a los que hizo alusión, su política es tremendamente intervencionista y coercitiva.
No sólo en cuestiones de economía, de empresa y de libre
mercado, sino en temas relacionados con asuntos que afectan directamente al
vivir y el sentir de la ciudadanía, tales como la educación, la familia y hasta
la propia Iglesia.
¿Cómo si no, se explica que en un foro orientado a la Economía, haga alusión a la última faenita que, según usted, le han jugado los obispos las pasadas navidades, y las magníficas relaciones que – ¡¡pelillos a la mar!! - mantienen usted y su Gobierno con la Iglesia? ¿A qué viene su disertación sobre el “caldito” que usted está dispuesto a tomarse con ellos, a pesar de todo, y de lo malos, malísimos, que pueden llegar a ser? Algunas cosas, aunque parte de la audiencia le ría las gracias, no son para tomarlas a broma.
¿Cómo si no, se explica que en un foro orientado a la Economía, haga alusión a la última faenita que, según usted, le han jugado los obispos las pasadas navidades, y las magníficas relaciones que – ¡¡pelillos a la mar!! - mantienen usted y su Gobierno con la Iglesia? ¿A qué viene su disertación sobre el “caldito” que usted está dispuesto a tomarse con ellos, a pesar de todo, y de lo malos, malísimos, que pueden llegar a ser? Algunas cosas, aunque parte de la audiencia le ría las gracias, no son para tomarlas a broma.
El respeto a la ciudadanía – en toda su extensión y variables - del que usted y su Gobierno presumen una y otra vez, brilla por su ausencia. Y la “libertaz” –esa palabra que le ha dado por escribir con z- (hasta en el diccionario de la RAE pretende usted dejar su impronta), es en realidad pura “coazzión”.
Tal y como dijera Ortega y Gasset: “Orden no es una
presión que desde fuera se ejerce sobre la sociedad, sino un equilibrio que se
suscita en su interior”. Pues pura presión es lo que usted ejerce sobre
nosotros. Y ese equilibrio al que alude la cita en cuestión – en la medida que
lo hubiere antes de llegar usted al Gobierno de España -, está a punto de
romperse.
Por el contrario, en los países a los que usted hace referencia, tienen muy claro el concepto y la aplicación de lo que un celebre jurista definiese como la concepción básica de la ley de la libertad: “Es la regla en cuya virtud se fija la frontera invisible, dentro de la cual, el ser y actividad de cada individuo tienen una segura y libre esfera”.
Aquí en España, Presidente, de segura y libre esfera, nada.
Todos dentro de una burbuja, que está a punto de estallarle en las narices a
usted y a su Gobierno. Y dentro de esa burbuja, además de encontrar ladrillos a
modo de proyectiles, nos apretujamos 460.000 familias con nuestros ahorros
intervenidos, despreciados por su gobierno; ninguneados por los medios de
comunicación y vapuleados por la opinión pública, porque ustedes han puesto en
marcha todas sus terminales mediáticas para que así sea. Mareados, además, por
la “justicia” y muy, pero que muy cabreados.
Dé usted gracias a Dios – o al diablo - por no estar al
frente del gobierno de ninguno de esos países a cuyo modelo de desarrollo
aspira. Con faenitas como la que nos ha hecho a nosotros, usted ya no estaría
gobernando. Los ciudadanos se habrían encargado de que saliera del país, por
piernas – o en bicicleta - que, fieles a su más pura línea ecologista, para
ellos también ese es un buen medio de transporte.
Ya puestos a dar consejos a los empresarios y directivos, a la hora de hablarles y animarles a conseguir el modelo empresarial de los países del Norte de Europa, debería usted haber dejado aparcadas ciertas cuestiones (para ellos seguramente irrelevantes) y trasladarles otras que les hubiese venido muy bien escuchar. Por ejemplo: que tienen que empezar por bajarse los sueldos y que deben prepararse a pagar unos impuestos personales extremadamente altos y progresivos; que deben potenciar la formación, la investigación en I+D y el desarrollo de los recursos humanos de la empresa; que tienen que pensar en la inmediata puesta en marcha de políticas que concilien la vida social de los empleados, con la vida laboral; que vayan buscando un huequecito en sus instalaciones para comedores y guarderías – algunos deberán cambiar de ubicación, si quieren rodear sus instalaciones con pistas para que sus trabajadores practiquen “jogging” como hacen, por ejemplo, los Presidentes de las empresas suecas.
Pero, además, deberá decirles que, como al ser humano cada vez le motiva menos eso del “ordeno y mando”, deberán también ser mejores líderes. Mucho más participativos. Menos “marimandones” y autoritarios. Deberán, asimismo, reinvertir los beneficios empresariales para seguir generando más riqueza.
Igualmente, tendrán que replantearse el cambiar de coche.
Serán éstos mucho más sólidos y compactos – pero menos fashion - y, por
supuesto, nada de chofer, que para eso los nórdicos son tremendamente
igualitarios. Y para completar todo lo anterior, deberá usted ofrecerles
soluciones y ayudas para potenciar, trabajando de manera conjunta, la formación
profesional, el aprendizaje de idiomas – hasta cinco además del suyo, llegan a
hablan en estos países -,y el manejo
avanzado de la informática.
En fin, que como puede comprobar, hay toda una tarea por
delante para intentar alcanzar su ideal. La manera de conseguirlo - si usted en
realidad la sabe - es lo que nos importa a la ciudadanía. De eso es de lo que
queremos escucharle hablar. Eso es lo que usted debe decirles a los empresarios
que acuden a escucharle como “fuente de inspiración y sabiduría”. Ese debe ser
el contenido de su discurso. De eso es de lo que como presidente del Gobierno,
tiene la obligación de disertar. No del caldo que usted, de manera
condescendiente y magnánima, está dispuesto a tomarse con los obispos.
¡¡Ah!! Y por último, no nos amargue usted la vida hasta el final. El desarrollo de estos países – los de menos horas de sol de Europa, por cierto - es, directamente proporcional, al índice de suicidios y a los síndromes depresivos que padecen sus ciudadanos.
¡¡Ah!! Y por último, no nos amargue usted la vida hasta el final. El desarrollo de estos países – los de menos horas de sol de Europa, por cierto - es, directamente proporcional, al índice de suicidios y a los síndromes depresivos que padecen sus ciudadanos.
No nos prive usted de nuestra alegría. Respete nuestra cultura y nuestras tradiciones. Deje que desarrollemos nuestros modelos empresariales en el contexto de nuestra sociedad y dentro el marco de nuestra idiosincrasia y nuestra cultura. Le aseguro que, aún sin usted, podremos hacerlo.
Y no añada más consejitos tontorrones a su lista. Al conejo que nos quiere hacer comer, al vino que no nos permite beber, no incorpore la sugerencia –como consecuencia de sus aspiraciones metafísicas - de sustituir la friturita malagueña por el salmón. Por muy rico que esté.
Una última cosa. Pero muy importante. Después, cuando las empresas estén a tope de desarrolladas y arrojen beneficios, con carteras de clientes por miles y a punto de salir a Bolsa, no las intervenga.
Su esfuerzo presidente, si usted
hace eso, no les habrá servido para nada.
Desde La Muralla... ¡¡seguiremos resistiendo!!
DE QUE LAS EMPRESAS PREFIERAN LUXEMBURGO
Las 'big four' se defienden: España tiene su parte de culpa por la inseguridad jurídica.
AA
No es sólo por los impuestos. Las cuatro grandes auditoras-consultoras internacionales (PwC, KPMG, Deloitte y Ernst & Young)
se defienden en privado de las acusaciones por su cooperación en el uso
de Luxemburgo por empresas y fondos asegurando que hay otros argumentos
muy importantes para elegir el pequeño país centroeuropeo. E incluso
contraatacan al echar parte de la culpa a España por la
inflexibilidad de su administración tributaria, la falta de seriedad y,
sobre todo, la inseguridad jurídica que se traduce en reformas fiscales
continuas.
En público, las cuatro firmas se atienen a sus declaraciones oficiales en las que aseguran que operan estrictamente dentro de la ley, tienen
exhaustivos controles para asegurarse de que sigue las normas y
también estrictos códigos de conducta. Pero varios profesionales de
estas firmas, que piden el anonimato, de otros despachos e incluso de la
administración ponen las cosas en contexto. Sí, claro que Luxemburgo
ofrece ventajas fiscales, admiten (las que ha revelando la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ, que ha publicado en exclusiva El Confidencial en los últimos días). Pero esas ventajas no serían tantas si en España no hiciéramos las cosas tan mal.
"Si una multinacional llega a Luxemburgo, lo
primero que hace es tener línea directa con el Gobierno. Se sienta con
ellos y llega rápidamente a un acuerdo sobre lo que va a pagar, que es
vinculante para su Hacienda y le vale para siempre. Y si tiene dudas o
problemas, se reúnen todas las veces que haga falta. Si esa multinacional llega a España
y quiere reunirse con las autoridades, ya puede esperar sentada. Y si
tiene la suerte de conseguirlo, en función de quién sea su interlocutor
le pueden contar una cosa o su contraria. Así que acaba contratando un
asesor fiscal local que lo primero que le va a decir es que en España
las leyes cambian algunas cosas cada año y lo cambian todo cada tres o
cuatro ejercicios. O sea, que lo que paga hoy no es lo que pagará
mañana. ¿Dónde va a preferir establecerse? Aunque pagara los mismos
impuestos, se iría a Luxemburgo sin dudarlo", explica una de las fuentes
consultadas.
La inseguridad jurídica de España asusta
De todo esto, lo que más miedo da a las multinacionales es la inseguridad jurídica atávica de nuestro país.
"Lo que no les entra en la cabeza es que el Gobierno de turno pueda
cambiarles las reglas de repente en mitad del partido, que lo que ahora
es deducible mañana no lo sea, que cosas que están bonificadas -como la
contratación de ciertos colectivos- dejen de estarlo, etc. Y menos aún
que esto pase cada vez que cambia el Gobierno o sin necesidad de que
cambie", según otra de estas fuentes. En este sentido, ha hecho mucho
daño el asunto de las primas a las energías renovables, donde el cambio
de normas retroactivo echó por tierra las proyecciones de muchos
inversores internacionales y granjeó a España la etiqueta de país poco
fiable (hasta el vicepresidente de EEUU protestó ante Moncloa).
La
falta de accesibilidad del Fisco español también es criticada, así como
la imposibilidad de tener un acuerdo vinculante. Cuando las empresas de
fuera preguntan si no existe una fórmula para ello, les contestan que
hagan una consulta de la Dirección General de Tributos. "Pero cuando les
dicen lo que tardan en responder y que, además, la respuesta no vale
sólo para ellos sino para todo el mundo, desisten", según la primera
fuente. Lo peor es que, si finalmente deciden establecerse en España,
deben cumplir escrupulosamente las normas y adaptarse a sus constantes
cambios. Porque, si no lo hacen, la inspección es muy agresiva con ellas
y enseguida llega con multas, recargos y amenazas de llevarlas a los
tribunales. Algo que choca con esa imposibilidad de negociar con
Hacienda y que también contribuye a esa imagen de escasa fiabilidad.
Luxemburgo
es mucho más que un territorio de baja tributación, sino la sede más
importante de Europa para la industria de inversión. Y es que todo en el
Gran Ducado está orientado a prestar un servicio de altísima calidad a
las gestoras de fondos.
Todo esto, sin hablar de la
elevada imposición por Sociedades en nuestro país, la sexta más alta de
la zona euro, cinco puntos por encima de la media. Esto contribuye a
convertir a España en un "infierno fiscal", término acuñado por Daniel Lacalle, lo que explica que la inversión productiva se refugie en países más tax-friendly. A juicio de este economista colaborador de El Confidencial, es la voracidad recaudatoria de España y
de los demás grandes países de la UE (y EEUU) la que promueve la
utilización de Luxemburgo y otros refugios fiscales, y no al revés.
Un paraíso para las gestoras de fondos
Y no se trata sólo de los impuestos. Luxemburgo es mucho más que un territorio de baja tributación, sino la sede más importante de Europa para la industria de inversión. Y es que todo en el Gran Ducado está orientado a prestar un servicio de altísima calidad a las gestoras de fondos,
con numerosas firmas de abogados, asesoría, recursos humanos,
contabilidad, etc. altamente profesionales y eficientes. Según distintas
fuentes del sector, ofrece grandes ventajas para estos vehículos, como
la flexibilidad para invertir, desinvertir o pagar dividendo,
la cercanía de la Administración –con la que se pueden negociar todos
los aspectos normativos, no sólo los tributarios– y, sobre todo,
la seguridad jurídica.
Además, tiene la ventaja de su situación
geográfica para montar la sede central en Europa y desde ahí gestionar
las actividades en los demás países. Y, finalmente, cuenta con su buena fama internacional ya
que toda la industria está presente en Luxemburgo desde hace décadas.
Es un lugar conocido, cómodo, fiable, seguro y respetable, lo que
combinado con su flexibilidad, la cercanía de las autoridades y las
ventajas fiscales, lo convierten en el paraíso para estas entidades. De
ahí que numerosos fondos hayan realizado importantes operaciones en nuestro país desde allí.
El propio Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y autor del libro ¿Hacienda somos todos?, reconoce estos atractivos: "No todo tiene una explicación fiscal,
esto hay que tenerlo en cuenta. Luxemburgo para muchos fondos de
inversión es, en primer lugar, una plataforma que conocen, está en el
centro de Europa y desde ahí pueden canalizar inversiones hacia diversos
países. Y luego hay que tener en cuenta que la seguridad jurídica que
ofrecen es superior a la española, donde ha habido cambios de reglas con
mucha frecuencia. Además, se establece un régimen fiscal a la carta
vinculante, los famosos tax ruling".
Es llegar el fin de semana y enchufas unos testamentos que da grima leerse todo esto
ResponderEliminarLee mejor el Marca y lo humilde que es Cristiano Ronaldo
EliminarQuerido Anónimo y, por lo que veo, asiduo lector y seguidor de Canal Afinsa: tienes completa libertad de acción y de elección.
ResponderEliminarYa sabes; nadie te obliga a leer mis testamentos. Desenchufas y listo.
Así de fácil.
Feliz fin de semana.
Mila.
Asi Mila con dos pares de narices feliz FINDE
ResponderEliminarEs que, los hay masocas.
EliminarIgualmente para ti y para todos, amigo anónimo.
Mila.